El Ying y el Yang
Después de muchos días sin vernos, intentaré retomar el ritmo de escritura con un artículo de reflexión sobre el contraste.
"El contraste se define como la diferencia relativa en intensidad entre un punto de una imagen y sus alrededores" (Wikipedia). Es, entonces, una cualidad ligada a la diferenciación. Ya seaa de imagen, de concepto o de idea.
La vida está llena de contrastes, y a veces no somos conscientes de ello. Los contrastes son justamente lo que nos llama la atención de algo: el primer contraste es que "aquí hay algo y allí no está"; el contraste de existencia. Es por eso que podemos enfocar todo concepto a través del contraste, porque si algo no tuviera contraste simplemente no se tendría en cuenta y no existiría: existen los colores porque hay diferentes, pero si solo hubiese uno simplemente no habría nombre para él; la luz existe porque hay oscuridad.
¿Y eso que tiene que ver en nuestras creaciones? Pues mucho, muchísimo. La clave para crear valores, ideas y personajes corre a base de contrastar con otras cosas. Un ejemplo claro es el de una historia con el bueno y los malos: Los malos son malos por sus actos reprobables, pero lo son más aún porque tenemos la referencia del bueno, que se ensalza como parangón del bien por contraste con los malos. Si todos hiciesen como hace el malo, no serían los personajes malos, puesto que no tenemos referencia real de lo que correspondería hacer para "hacerlo bien". Eso es algo que muchas veces se pierde en textos e historias oscuras, donde la oscuridad ahoga a todos de tal manera que nadie destaca como "especialmente oscuro", puesto que todos hacen lo mismo en mayor o menor escala. No hay nada como contrastar el comportamiento contra alguien diferente para que entendamos mejor los valores de los personajes y la historia. El peligro en no contrastar está entonces en que se contrasta respecto al mundo y los valores del lector/espectador, y eso transforma la historia en algo muy subjetivo.
Otro ejemplo de utilización es, en las artes visuales, el uso de la luz. Independientemente de nuestras intenciones, la luz es el primer elemento que nos llama la atención y destaca, con lo que cualquier cosa que esté enfocada por una luz es seguro un elemento que destacará y que tendrá nuestra atención. Quien dice luz, pero, también puede decir colores: los colores claros y/o cálidos llaman mucho más que los oscuros y/o fríos. En este caso también es algo que ayuda a crear jerarquía y relieve a las cosas (porque nuestra mente sabe que una cosa más iluminada está más cerca de la luz, con lo que crea la profundidad inconscientemente).
La presencia de las dos bandas de contraste recibe el nombre de equilibrio. El equilibrio no tiene que ser igualado (desequilibrio), pero es interesante mostrar siempre de alguna forma las dos bandas, crear el contraste gracias a un equilibrio en la obra. Como más blanco, más negro se necesita para igualar la mezcla, pero permite sin duda enriquecer mucho más el producto. Por otra banda, el trato del equilibrio es algo que define mucho al autor y a la sociedad: en la cultura occidental tendimos a buscar siempre el triunfo del bien contra el mal, mientras que en algunas religiones más orientales se aboga por el equilibrio entre los dos, puesto que si uno desaparece, el otro carece de sentido.
Y bien, hasta aquí el pequeño comentario de hoy. Espero poder volver a escribir, y recordad que acepto sugerencias de todo tipo.¡Nos vemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario