30 jun 2012

Significantes y significados

Prefiero esta etiqueta a la otra

Aprovechando la relectura del fantástico "Final Fantasy and Philosophy", consideré que el primer capítulo jugaba una importancia suficiente como para trabajar la idea detrás de él, y decidí enfocar una entrada a través del mismo concepto peroa enfocándolo a algo más general.

Roland Barthes, filósofo francés, nos dejó en temas de narrativa, entre otras cosas, los conceptos de "significante" y "significado". Para definirlos,a el significante sería un objeto que significa, y el significado es aquello que significa.

Para explicarlo de manera más llana, podríamos considerar el significante aquello que es fuente de "títulos" o etiquetas, mientras que los significados serían dichos títulos o etiquetas. Un ejemplo podría ser perfectamente personajes como Luke Skywalker de la saga Star Wars, que es un significante de significados como "una nueva esperanza", "el discípulo de Obi Wan Kenobi", "héroe" o "el protagonista". Todos estos conceptos encarnan al personaje de Luke Skywalker, tanto dentro la historia como fuera de ella (él no es consciente de ser el protagonista de la obra). Disponemos pues de aun concpeto tanto de dentro del texto como de fuera.

Otro ejemplo en la vida real podría ser por ejemplo un peluche. El peluche es un significante que puede tener significados como "el peluche que me regaló mi madre a los 3 años", "el compañero de dormir del niño", "el  primer juguete que compartió con su mejor amiga", "El peluche que tiene su nombre escrito en una pata"... podríamos definir muchísimas etiquetas como aspectos propios del peluche, y todas podrían ser igualmente ciertas y válidas. Pero no son iguales para todos.

Porque aquí viene la pregunta:¿Y qué nos aporta esta idea a nuestra capacidad de narración? Mucho, tanto a nivel dentro de la historia como fuera. Es inevitable que cada persona tome una etiqueta del significante y la haga su favorita. Incluso etiquetas que el creador es incapaz de controlar o imaginar, pueden existir y ser igualmente lícitas (Presentaron el diseño del personaje el día de mi cumpleaños, me regalaron un póster de tal cosa...). Ésto es una arma que es poco controlable, y muchas veces dañina sobretodo en cuando hablamos de grandes públicos.

Con esta herramienta, y aplicada a todo tipo de narración, nos encontramos con que incluso en sitios poco interactivos y costumizables como libros o películas, la gente tenga una visión ligeramente diferente del mismo personaje. Entonces debemos hablar de distintos personajes: Cuando nuestro héroe perdonó la vida al malo de turno, Pepe-héroe estuvo de acuerdo con la compasión como muestra de bondad; pero Maria-héroe, que creía en el bien por encima de todo, lo habría matado. Y la cuestión es que nuestro héroe, a medida que crece, se ha ido convirtiendo en una mezcla de significados del que la gente recuerda o prefiere unos concretos, afines a su idea del personaje: Pepe lo vió como el héroe era ejemplo para los demás, mientras que Maria lo vió como "el que acabaría con el mal". Son visiones ambiguas a veces, provocando serias disputas por el enfoque de un personaje y la visión que tienen los lectores/espectadores.

Es entonces algo claro que debemos tener en mente no sólo lo que hacen los personajes, sino lo que encarnan y representan. En muchas obras, sobretodo fantásticas, hemos visto presentar un héroe por su nombre y sus motes y hazañas. Cada persona entonces toma el mote y hazaña que le conviene para juzgar y opinar sobre él: Jaime Lannister es a la vez "el Matarreyes", un caballero blanco del rey, el hermano de la reina, el espadachín más famoso de Poniente, y muchos otros títulos que evitaré para no destapar sorpresas en la historia. Pero podemos observar en la saga de libros que cada personaje lo trata y hasta lo nombra por la visión propia que tiene de él, y nos indica su relación.

¿Y cómo aplicamos todo ese rollo de los significantes? Pues lógicamente recomiendo al menos tenerlos en cuenta, pero sobretodo los podemos usar para mostrar relaciones de personajes, para dar información a través de motes, para explotar ciertos aspectos de cada personaje y para darles profundidad e implicación en su desarrollo, en caso que lo necesiten.

En los videojuegos cobra especial importancia, puesto que normalmente la gran variabilidad y costumización de las historias y personajes dan pie a muchas más disidencias entre el personaje real y el personaje de los jugadores. Muchos significantes entonces son circunstanciales y personales, del estilo de "el que dio el último golpe a tal enemigo", o "el que sabe usar más la magia". Y por lo tanto nos encontramos con personajes diferentes y una historia final diferente, aunque sea en los pequeños detalles, y nos invita a ser capaces de darle nuevos significados a nuestros significantes.

Y ya sabéis, estoy abierto a todo tipo de sugerencias y comentarios, ya sea por correo, comentarios o en las diversas comunidades o redes sociales en las que me encuentro. Os invito a decir algo, puesto que ni eso está completo ni tiene por qué ser un campo totalmente blanco o negro: al fin y al cabo, cada uno escribe como quiere.

25 jun 2012

La separación por capítulos

Con este, hacen 23, ya.

Después del parón por exámenes, intentamos volver a funcionar con normalidad. Recuerdo que si alguien quiere que comentemos/debatamos un tema, como algunos ya han hecho, solo tiene que hacérmelo saber en público o en privado, a través de los varios métodos de comunicación de este foro.

Pues hoy vamos a hablar de un capítulo. El capítulo, como tal, es una unidad narrativa. Cada libro se separa en capítulos, y estos pueden estar marcados por muchos factores:

- Por temática. La gran mayoría de libros educativos, por ejemplo, tienen cada capítulo dedicado a un tema o a una estructura concreta, de manera que se permite la separación de conocimiento y su más simple búsqueda y estructuración.

- Cambios en la forma narrativa, como el cambio de protagonistas, es otra razón por la que se separa en capítulos. Novelas como las de la conocida saga "Canción de hielo y fuego" tienen un capítulo narrado desde la perspectiva de un personaje diferente. 

- Pero la más habitual es trabajar con una unidad narrativa como una secuencia o conjunto de escenas con relación directa muy cercanas. Nos centraremos en esta última.

Una secuencia es un conjunto de escenas que tienen relación directa. Un ejemplo de secuencia de por ejemplo un robatorio a un banco pasaría por la escena de la entrada al banco, una escena en la puerta de la caja fuerte, una escena donde cargan el dinero y una escena final donde escapan. Las secuencias son unidades utilizadas normalmente en cinematografía, y que encuentran en el capítulo una buena equivalencia conceptual. Por otra banda, si es bueno para la exposición de los hechos, se puede crear un seguido de escenas que no son secuencias pero que tienen una relación propia, como por ejemplo una escena donde la mujer del jefe de la banda de ladrones del banco se levanta a desayunar tranquilamente por la mañana (en este caso crearía un contraste con la potencial violencia de la primera secuencia, pero no podrías afirmar una relación directa entre escenas más que la temporal).

Una serie, un libro o un cómic se plantean siempre por capítulos. Estos capítulos se deberían plantear con cierta antelación, puesto que entonces puedes jugar mejor con el ritmo y el argumento que contienen cada uno de ellos. Y dentro del capítulo, lo ideal es trabajar con dos escalas: la escala global y la escala local. La primera implica trabajar el contenido a nivel de la obra completa, el segundo a nivel del capítulo.

Para que se entienda más, vamos a tomar una serie que no he visto nunca (en serio) pero que encarna muy bien el significado de las escalas: en House nos explican la vida de un médico extravagante tanto en carácter como en métodos. Cada capítulo es un caso médico, y por lo tanto, a escala local tiene planteamiento, nudo y desenlace. A nivel global, pero, el avance es mucho más lento sin tener en cuenta el principio y final de temporada, que conllevan el planteamiento y el desenlace de la escala global (o al menos la de la temporada). El avance de cada escala es distinto y va a su ritmo, y muchas veces los eventos solo implican a una de las dos. A veces incluso el nivel global no avanza.

¿Como trabajamos entonces el nivel local y el nivel global sin volvernos locos? Pues se trata de planificación.

A nivel global, antes siquiera de empezar a escribir se debería tener una idea de hacia donde se va y las paradas importantes, y repartir estas de acorde con el ritmo deseado durante toda la obra. A nivel de capítulos, entonces, tendremos un avance propio que a veces se podrá resumir en 2 líneas, pero que debería existir para que el lector o espectador no se frustre. El peligro de que mire un capítulo de serie de televisión de 40 minutos y no pase nada que avance la trama es innegable, aunque normalmente la gente sea permisiva con el tema. Otra cosa serían series que no disponen de este argumento global propiamente, con lo que este párrafo no interesa realmente.

El otro se trata de escala local. Cada capítulo debe tener un "dibujo", un gráfico (aunque sea mental) que permita al lector avanzar e interesarse por al menos acabar el capítulo. A veces nos encontraremos una trama tranquila que acaba con sorpresa, o una batalla que conduce a un clímax futuro... la idea es tener una idea a escala global del episodio y después enriquecerlo con una trama local de cada capítulo, creando los diferentes altibajos necesarios. No es necesario resolver en el mismo capítulo, pero sin duda será frustrante para el lector no poder llegar al momento clave al pasar 5 capítulos sin un avance o una sorpresa. Mi recomendación es siempre buscar un evento central de episodio, independientemente de si afecta o no a la escala global, y trabajar con las dos tramas para conseguir una buena mezcla.

Dentro de esta separación tenemos varios recursos muy útiles, como son el cliffhanger (acabar la escena a punto de llegar a su conclusión, atrayendo al lector a seguir para poder acabar la trama), la construcción de clímax (crear cierta expectación por un evento futuro en otro capítulo), o el clímax mismo, donde una trama se resuelve. Su uso es continuado e incluso abusivo en muchos productos actuales.

Así pues, las claves para una buena separación por capítulos es la planificación por delante, escoger qué eventos entran a nivel global y local e intentar cumplir los objetivos propuestos como unidad narrativa.

7 jun 2012

Compromisos de comprensión

Lo llamo elfo para que lo entiendas

Uno de los retos más divertidos de la narrativa es crear el contexto, el mundo en el que pasa nuestra aventura. Mucha gente le gusta describir nuevas culturas, y crear cosas nuevas que no están en su realidad. Pero muchas veces se corre el riesgo de crear algo tan diferente, tan ajeno, que el lector se sienta alienado y perdido. Esto ocurre mucho en temas de lenguas o términos inventados, en que el autor está orgulloso y más que dispuesto a mostrar su trabajo a la mínima que puede.

Casos que podemos observar son por ejemplo la presencia de varios idiomas ajenos a los protagonistas, solucionados de maneras distintas según las necesidades (traductores inmediatos, un idioma universal que evita su uso,...). Muchas veces este caso se da en la fantasía, creando varias lenguas élficas y de demás criaturas mágicas o antiguas. Otro caso directamente es la propia criatura, institución o lugar, que está lleno de nombres ajenos y complicados, o directamente inventados.

Ejemplos de estas invenciones pueden ser los dialectos élficos de Tolkien, los nombres de monedas o medidas que se usan en algunos relatos de ficción, cargos o figuras autoritarias y las clásicas escrituras antiguas que todas buenas ruinas deben tener.

Y es aquí cuando debemos hacernos la pregunta clave. ¿Realmente es necesario? Porque muchas veces no lo es. Plantearse si un término merece un nombre nuevo no es trivial, y aunque pierda profundidad y carácter, gana en comprensión. Ya tenemos muchas palabras que son utilizadas y/o conocidas por lectores, que podemos usar de comodín: la energía mágica llamada maná será mucho más sencilla de entender para muchos, de la misma manera que los enanos y elfos son ya familiares en nuestra cultura popular, aunque no sean reales. Son conceptos arrelados ya en la cultura popular que permiten tener un punto de partida fácil para el escritor y para el lector.

Así que cuando decimos "enano", las características básicas de altura y de cierto mal genio vienen normalmente de serie. Utilizar un hipógrifo nos asegura una temible bestia medio león medio águila; o sabemos que la hidra le crecen cabezas nuevas si le cortamos alguna. Sus caracterísitcas clásicas, pero, no son vinculantes, como demostró nuestra querida Stephanie Meyer con los vampiros de Crepúsculo.

El compromiso de la comprensión es encontrar este equilibrio comentado entre los dos puntos: la palabra nueva que le da carácter propio y profundidad a mi cultura nueva, la palabra conocida por todos que es más fácil de recordar pero que puede ser relacionada con otros usos en otras obras. Normalmente, cuando más se utiliza un término o palabra más se puede caracterizar, y por lo tanto gana el derecho a una palabra propia. Si es más largo que un término o una palabra, pero, es recomendable conseguir cierta traducción o que no haya muchas frases seguidas, pues frustran al lector. De la misma manera, motes múltiples para el mismo concepto es algo habitual en un ambiente multicultural, pero puede llevar a complicar el entendimiento y dar pie a entender que son cosas distintas.

En este tema, muchas veces llevados por nuestra vanidad como escritores, cometemos errores básicos: Errores que no se deberían cometer son por ejemplo no entender al protagonista de la historia si habla otro idioma o no entender una conversaión en una lengua que entiende. Es algo que he visto en trabajos considerados buenos, y realmente no tiene sentido: si el protagonista sabe el lenguaje, nosotros como parte de él deberíamos saber también lo que dice. En este caso, a través de comentarlo en la narración o con el uso de una cursiva, por ejemplo, se puede indicar el cambio de idioma. 

En una película es habitual encontrar cada vez más subtítulos para representar tal cosa. Los productores son muy reacios a utilizar subtítulos, pero así nos aseguramos de dar más autenticidad a la propuesta. Eso nos trae situaciones divertidas y curiosas, como el Buzz Lightyear en Toy Story 3, que al reiniciarlo habla español: por razones obvias, el doblaje español tuvo que buscar una alternativa, y la encontró en usar un español sureño muy caracterizado, convirtiendo a Buzz en el primer marine espacial andaluz de la historia (que yo sepa).

Otro caso es el de querer utilizar palabras de otros idiomas sin saber bien, o crear "palabros" en otros idiomas. "Palabros" es un término que he creado para referirme a palabras muchas veces complicadas que simplemente no existen, ya sea por error o por intención del escritor. El clásico es intentar crear "palabros" en latín, en griego o en idiomas que en principio son ajenos al entorno de la historia: un clásico en los mangas son los "palabros" en inglés, latín, alemán o parecidos, que acaban siendo palabras fuera de lugar que al autor le pareció que sonaban bien.

Así que aquí os dejo el planteamiento: ¿Realmente la palabra que vais a inventaros, aunque mole mil y sea super adecuada, la necesitáis? Si la respuesta es sí, adelante, pero recordad que el lector no puede pensar lo mismo.