Con este, hacen 23, ya.
Después del parón por exámenes, intentamos volver a funcionar con normalidad. Recuerdo que si alguien quiere que comentemos/debatamos un tema, como algunos ya han hecho, solo tiene que hacérmelo saber en público o en privado, a través de los varios métodos de comunicación de este foro.
Pues hoy vamos a hablar de un capítulo. El capítulo, como tal, es una unidad narrativa. Cada libro se separa en capítulos, y estos pueden estar marcados por muchos factores:
- Por temática. La gran mayoría de libros educativos, por ejemplo, tienen cada capítulo dedicado a un tema o a una estructura concreta, de manera que se permite la separación de conocimiento y su más simple búsqueda y estructuración.
- Cambios en la forma narrativa, como el cambio de protagonistas, es otra razón por la que se separa en capítulos. Novelas como las de la conocida saga "Canción de hielo y fuego" tienen un capítulo narrado desde la perspectiva de un personaje diferente.
- Pero la más habitual es trabajar con una unidad narrativa como una secuencia o conjunto de escenas con relación directa muy cercanas. Nos centraremos en esta última.
Una secuencia es un conjunto de escenas que tienen relación directa. Un ejemplo de secuencia de por ejemplo un robatorio a un banco pasaría por la escena de la entrada al banco, una escena en la puerta de la caja fuerte, una escena donde cargan el dinero y una escena final donde escapan. Las secuencias son unidades utilizadas normalmente en cinematografía, y que encuentran en el capítulo una buena equivalencia conceptual. Por otra banda, si es bueno para la exposición de los hechos, se puede crear un seguido de escenas que no son secuencias pero que tienen una relación propia, como por ejemplo una escena donde la mujer del jefe de la banda de ladrones del banco se levanta a desayunar tranquilamente por la mañana (en este caso crearía un contraste con la potencial violencia de la primera secuencia, pero no podrías afirmar una relación directa entre escenas más que la temporal).
Una serie, un libro o un cómic se plantean siempre por capítulos. Estos capítulos se deberían plantear con cierta antelación, puesto que entonces puedes jugar mejor con el ritmo y el argumento que contienen cada uno de ellos. Y dentro del capítulo, lo ideal es trabajar con dos escalas: la escala global y la escala local. La primera implica trabajar el contenido a nivel de la obra completa, el segundo a nivel del capítulo.
Para que se entienda más, vamos a tomar una serie que no he visto nunca (en serio) pero que encarna muy bien el significado de las escalas: en House nos explican la vida de un médico extravagante tanto en carácter como en métodos. Cada capítulo es un caso médico, y por lo tanto, a escala local tiene planteamiento, nudo y desenlace. A nivel global, pero, el avance es mucho más lento sin tener en cuenta el principio y final de temporada, que conllevan el planteamiento y el desenlace de la escala global (o al menos la de la temporada). El avance de cada escala es distinto y va a su ritmo, y muchas veces los eventos solo implican a una de las dos. A veces incluso el nivel global no avanza.
¿Como trabajamos entonces el nivel local y el nivel global sin volvernos locos? Pues se trata de planificación.
A nivel global, antes siquiera de empezar a escribir se debería tener una idea de hacia donde se va y las paradas importantes, y repartir estas de acorde con el ritmo deseado durante toda la obra. A nivel de capítulos, entonces, tendremos un avance propio que a veces se podrá resumir en 2 líneas, pero que debería existir para que el lector o espectador no se frustre. El peligro de que mire un capítulo de serie de televisión de 40 minutos y no pase nada que avance la trama es innegable, aunque normalmente la gente sea permisiva con el tema. Otra cosa serían series que no disponen de este argumento global propiamente, con lo que este párrafo no interesa realmente.
El otro se trata de escala local. Cada capítulo debe tener un "dibujo", un gráfico (aunque sea mental) que permita al lector avanzar e interesarse por al menos acabar el capítulo. A veces nos encontraremos una trama tranquila que acaba con sorpresa, o una batalla que conduce a un clímax futuro... la idea es tener una idea a escala global del episodio y después enriquecerlo con una trama local de cada capítulo, creando los diferentes altibajos necesarios. No es necesario resolver en el mismo capítulo, pero sin duda será frustrante para el lector no poder llegar al momento clave al pasar 5 capítulos sin un avance o una sorpresa. Mi recomendación es siempre buscar un evento central de episodio, independientemente de si afecta o no a la escala global, y trabajar con las dos tramas para conseguir una buena mezcla.
Dentro de esta separación tenemos varios recursos muy útiles, como son el cliffhanger (acabar la escena a punto de llegar a su conclusión, atrayendo al lector a seguir para poder acabar la trama), la construcción de clímax (crear cierta expectación por un evento futuro en otro capítulo), o el clímax mismo, donde una trama se resuelve. Su uso es continuado e incluso abusivo en muchos productos actuales.
Así pues, las claves para una buena separación por capítulos es la planificación por delante, escoger qué eventos entran a nivel global y local e intentar cumplir los objetivos propuestos como unidad narrativa.
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