21 mar 2012

La subjetividad en la ficción

Tampoco este artículo es objetivo

Cambiando diametralmente de objetivo, vamos a dejar un poco los artículos "de libro" para hablar sobre la subjetividad en la ficción.

La primera observación que quiero destacar, antes incluso de empezar sobre el tema, es remarcar mi uso continuado de la palabra "ficción" en el blog. No es una palabra trivial, y es que la ficción implica "no-realidad". Por eliminación, cualquier escrito que no sea una transcripción de los hechos será considerado ficción. ¿Sois conscientes de lo que significa? Principalmente implica que todo trabajo que no muestre toda la realidad de unos hechos totalmente verídicos es ficción, y eso es aplicable en mayor o menor grado en todos los campos de la comunicación. Y a veces somos conscientes de ello pero lo dejamos entrar, ensuciando nuestra realidad con la ficción. Al fin y al cabo, muchos de los conocimientos que tenemos que no son estrictamente científicos se podrían considerar una especie de ficción parcial: ni la historia se salva, debido a que la información podría estar descontextualizada o reconstruida a partir de hechos similares. Eso, aunque duela, implica falsedad.

Puestos a destrozar visiones de la realidad, nos vamos a nuestra realidad en este blog, la ficción. Y empezaremos por el final, por el resultado de toda nuestra reflexión: la objetividad no existe. Ya está, lo hemos dicho, los que estén cansados lo pueden dejar aquí. Y los curiosos por tal frase me acompañarán a desgranar tal afirmación poco a poco.

Entendiendo el ser objetivo como "Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir", estamos declarando que no tenemos manera de separar nuestra visión y la realidad del mundo. Y eso se acaba cumpliendo en todos los medios de comunicación posibles. Y es una herramienta a utilizar.

Una de las posibilidades de nuestra producción, una de las cosas que se deciden al empezar la creación de la narración, es el punto de vista. Desde pequeños se nos ha enseñado la diferencia entre la primera y la tercera persona, entre el narrador omnisciente y el equisciente o el deficiente, y nada de ello ha sido incorrecto. Pero en verdad hay una capa que nunca podremos escapar, y es además una de las más importantes: cada vez que escribimos algo, lo escribimos nosotros. Y eso significa que nuestro texto tiene nuestra huella, nuestro vocabulario, nuestro estilo, nuestros conocimientos. Eso es lo que implica ser un autor, que es crear algun producto tuyo. La idea de conseguir hacer un texto totalmente neutro y apersonal es muy complicada y de resultados muchas veces desastrosos. Incluso imitando el estilo de alguien estás imprimiendo TU visión de este alguien. Nadie escapa de dejar su marca en su producto.

Por otro lado, hay gente que se ve capaz de decir que un documental o un texto noticial no es subjetivo, y por lo tanto no es ficción. Y aquí el argumento puede ser más o menos sólido, pero debemos recordar el párrafo anterior y la marca de "autoría" que todo creador deja. Al fin y al cabo, el director decide de todas las cientos de horas que se pueden llegar a grabar para un documental las que ves y las que no, y por lo tanto recorta un poco tu visión del tema. Tristemente, esta criba de información es muy habitual también en los medios de comunicación de noticias. El simple hecho de escoger la palabra adecuada ya enfoca al lector a una visión concreta de las cosas que, por más amplia que sea, no es total.

Entonces, aceptando que siempre escribiremos ficción y que siempre será objetiva,¿qué beneficios nos aporta ésto? Más que beneficios, nos aporta técnicas o consejos para trabajar la narración. La idea de poder controlar la visión del que disfruta nuestro producto es sin duda menos criminalizada al pensar así, y eso quiere decir que, ya puestos a ser objetivos, podemos además ser objetivos con un objetivo. Desde crear un producto totalmente objetivo desde el punto de vista de un personaje (primera persona, escuchar todos sus pensamientos, etc... lo que nos lleva a ver el mundo a través de sus ojos) hasta dar pistas o influenciar a través de la manera de narrar. El famoso "flash" de la película "seven" es un ejemplo de ésto, pues su objetivo es influenciar totalmente al espectador. O cualquier película bélica siempre te pondrá del lado de alguien, aunque no sea de un bando entero completo. Cualquier intento de evitarlo será infructuoso.

¿Es la objetividad entonces el pecado a aguantar o el recurso a explotar? Según nuestro objetivo, nuestra moraleja, el producto nos permitirá una objetividad más descarada. En general, el consejo sería aprovechar la objetividad para acercar el espectador/lector hacia una idea o un personaje concreto, permitiendo una identificación mayor. En caso de necesitar evitar la objetividad al máximo, caso contrario al anterior, nos encontraremos que apelar a sentimientos y/o pensamientos propios o ajenos nos provocará problemas, con lo que evitar todo tipo de expresión por parte de los personajes será la clave. Pero ¿A quién le gustaría un entretenimiento donde los personajes no muestran emoción alguna?

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