4 mar 2012

La idea

La musa que no es tan musa

Aparentemente voy al revés en el proceso de creación, pero en verdad voy enseñando con una intención en mente: lo normal en una mente que quiera ser rápida sería que, una vez entrado el artículo actual, quisieras o intentaras escribir enseguida. Sería entonces cuando desconocerías la importancia de la condensación de la idea (la sinopsis), la importancia de un guión estructurado de los acontecimientos (historia), y pasarías a escribir con una hoja en blanco delante y un montón de ideas desorganizadas en mente.

No es para nada extraño que mucha gente se atreva con este método y le guste el resultado. Sin embargo, como más crece una obra, más importante o determinante es tener todo el trabajo previo. Aún no hemos ni arañado la superficie del papel, queda mucho por discutir y preparar. Y el primer paso, ahora sí, es la idea, la inspiración.

La gente dice muchas veces que la inspiración es una musa, es un estado de trance, que de repente te muestra una idea que quieres plasmar. No quiero romperos la visión romántica de la realidad, pero el caso es que la inspiración tiene mucho menos de magia y mucho más de trabajo previo.

La partícula básica de la idea es una pregunta muy simple: "¿Y si...?". Con esta llave abriremos las puertas de la inspiración, y seremos capaces de ver cosas que no habíamos visto o pensado antes. En ningún momento he nombrado nada de inventar o crear de la nada, puesto que en verdad tal cosa no existe o no es conseguible de la nada. No hay cosa que nazca de la nada, y todo tiene sus referencias. Es esta capacidad mental de tergiversar, imaginar otras posibilidades y de tomar referencias a varias cosas que nos llevan a la concepción de una idea. Y eso lleva tiempo de maduración consciente e inconsciente, nada de magia.

Una aplicación rápida y simple de tal cosa es el mundo narrativo de la "fan fiction", o fanfics, que corresponden a productos creados con la intención de integrar o formar parte de un producto de otro autor. O lo que viene a ser lo mismo, la creación sobre las bases de otra persona. El proceso es algo interesante desde un punto de vista de velocidad y complejidad, puesto que el mundo y muchas veces los personajes ya están creados para nuestro uso. Si después este planteamiento es más fiel o menos al producto original es otra cosa, pero muchas veces en según qué círculos, los fanfics son una alternativa rápida al crear una idea y un producto a veces simplemente por entrenamiento. Es la forma muy básica y poco refinada del "¿Y si?", puesto que partimos directamente de la primera pregunta: "¿Y si Frodo no tuviera el Anillo?¿Y si Neo no hubiese sido el elegido?¿Y si Luke Skywalker no hubiese abandonado la granja de su tío?" Son preguntas que nos llevan a productos de ficción e ideas que no son propiamente nuestras para explotar (temas de derechos de autor), pero sí sirven como un entretenimiento y prueba que algunas veces ha resultado muy productivo a nivel incluso profesional.

Aunque la verdad, no todo el mundo está capacitado en todo momento para disponer de ideas nuevas y frescas. No puedes pretender tener ideas y que venga la inspiración manteniendo a la vez una vida monótona y regular, sin dedicar horas a la investigación y maduración de cualquier indicio de idea. La inspiración, el momento culminante de todo este periodo de pensamiento y maduración de la partícula "¿Y si?", sucede repentinamente, pero podemos (y deberíamos) ayudar y entrenar un poco nuestra mente para que tales cosas sean más fáciles de conseguir. Una idea que es mala para nuestra vida diaria pero buena para nuestro desarrollo creativo es intentar romper la regularidad hasta en lo más cotidiano, buscar formas nuevas de hacer las cosas o ir por diferentes rutas o pasos. En estos momentos el cerebro tiene más actividad, pues tiene que pensar más en como actuar, y eso ayuda a encontrar siempre nuevos conceptos o situaciones.

Un ejemplo que me ha gustado siempre es del manga Bakuman (Tsugumi Ohba, Takeshi Obata), donde los jóvenes protagonistas son dos escritores de comic japonés (manga). Aparte de jugar siempre con todo lo que implica hacer un manga sobre gente que hace manga, en una situación concreta se encuentran en problemas por su falta de ideas. Con tal fin, y para entender lo que su editor les va recomendando, estos dos autores le siguen de escondidas un día entero, intentando no ser vistos y aprender sobre su día a día para encontrar ideas. Es al final del día cuando se dan cuenta de que han encontrado lo que buscaban: no ha sido la vida de su editor lo que les ha inspirado, sino la situación absurdamente seria, a ratos divertida pero debatible moralmente de espiar a una persona durante todo su día.

Y el ejemplo me gusta porque muestra varias facetas de lo que implica la búsqueda de la inspiración: tenemos que escapar de la normalidad, pensar "fuera de la caja", mirar la situación desde otros puntos de vista, arriesgarse a ir más allá de lo que crees a veces el límite. Incluye la implicación entera del creador, que busca y encuentra la idea en algo aparentemente cotidiano (o en la forma de observarlo), y consigue sacar una idea que es a veces más un concepto de lo que en un futuro aparecería como su obra final.

Y es que a veces, la idea es solo la punta del iceberg, porque la iteración es buena y recomendable. Es bueno no quedarse a veces con la primera idea o el primer concepto, y trabajarlo en una especie de bucle aunque sea mental. Lo recomendable es poner por escrito cada iteración y cada idea para observar la evolución de ésta, recuperarla en cualquier punto si no te convence su desarrollo y poder tirar atrás proponiendo cada vez el paso de concepto-idea-sinopsis, hasta conseguir el punto que nos gusta y decidirse a desarrollar el planteamiento.


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